LA DANZA DE LAS MAGAS

Cuentan las abuelas, que en las noches más frías,

Al caer el astro dorado se alineaban las estrellas,

La Luna desnuda llamaba a su manada.

 

Cantaban los grillos su música sagrada,

La noche rendida a su aura, Las Magas aparecían.

Se presentaban magnificas veneradas por las flores,

Los elementos atentos, las aguas danzarinas.

Para bailar una música, la música olvidada,

Que habla de las mujeres dormidas,

De corazones que no vibran

De vientres que no laten,

De ellas y sus renuncias

Las mujeres y sus penas.

 

La Maga se alimenta de la mujer realizada.

La Maga vive en continuo, enmendar sus torpezas.

Ella sabe que es su sino volver a ver restaurada,

A cada mujer que sin parir, hace parir la historia.

 

De pronto a la mitad de la noche se abre el cielo como en suplica,

Acaece la estela sublime de la Maga de todas las Magas.

Se convulsiona el aire, se escuchan los cantares y gratitudes.

Por la que enmienda todo, la que religa, la cantora.

 

Una a una las Magas se postran ante tal presencia,

En las manos los amuletos y las cavas de aceites sanadores.

Entonces cada una cuenta las historias de sus andanzas;

Mujeres aplastadas por sueños robados.

Mujeres acalladas en su cantar originario.

Mujeres solitarias, por no ser lo que una mujer siempre ha sido.

Mujeres en dolor, mujeres en olvido.

 

La gran Maga entonces manifiesta su medicina,

De la Luna misma extrae gotas plateadas,

Sopla sus manos y recita con voz infinita…

Vuelen gotas de Luna, hacia cada rincón de la Tierra,

Y entreguen este mensaje a cada conciencia de mujer nacida;

SOY MUJER, SOY LUNA.

FUEGO QUE ENCIENDE,

SUELO QUE FECUNDA.

EL DESPERTAR DE LAS MEMORIAS,

PARA RESIGNIFICAR LA ALEGRÍA.

CURANDERA DEL AFLIGIDO,

CIENAGA DONDE REPOSA EL CANSADO.

PECHO QUE NUTRE AL QUE HA LLEGADO.

FAROL QUE DESDEJA LA TRAVESÍA INEVITABLE,

A LOS CORAZONES DORMIDOS, A LAS ALMAS MUSTIAS.

PARA EVOCAR Y NUNCA OLVIDAR…

QUE SOMOS TODAS MAGAS, QUE SOMOS TODAS LUNA.

 

Ale,

Para Casa de Tara

2017.

Desapego: la verdadera libertad

“El verdadero buscador no se identifica ni con el nombre ni con la forma, no se lamenta por lo que no tiene ni por lo que pudo haber sido.” Buddha

Si nos apegamos al cuerpo, le restamos fuerza al espíritu. Si nos apegamos al amor, volará hacia otros destinos, en la libertad necesaria que precisa el amor para ser veraz y benéfico. Si nos apegamos al dinero, la abundancia busca otra puerta que esté disponible. Si nos apegamos a la vida, nos negamos a la evolución.

Cuando suelto el control y la necesidad de poseer, viajo sin mayores equipajes en la liviandad de la confianza que da saber que todo llega, pasa y se repite, en un eterno ensayo destinado a alcanzar nuestra libertad final, que acontece en la unión de mi otro complementario y la fusión con la fuente generadora primera.

Suena complejo y quizás lo es, sobre todo cuando tenemos que cargar con infinidad de creencias e influencias erradas, que no aportan a que podamos caminar la vida, libres de estas múltiples necesidades.

Pero todo tendría nuevos vestigios si el asentir fuese: Me desapego y todo llega. Me desapego y reafirmo esperanzas. Me desapego y las sincronías se acercan a mí, buscando coincidencias. Me desapego y todos los anhelos se hacen presentes, escuchando un llamado más poderoso que el deseo, que tiene que ver con la coherencia que me precisa.

Plena soltura

Si pudiésemos acceder a una definición para comprender los alcances del desapego, podríamos decir que es: no tener necesidades limitantes, ni la sed que desborda en inagotables requerimientos para ser feliz, a pesar de que la felicidad no tiene requisitos. Es una actitud de plena soltura frente al ir y venir de las situaciones y los afectos. Ir y venir que no es desinterés, sino más bien una potente generosidad que le dice al externo: cuando estás, te disfruto; cuando no estás, me disfruto y me embebo en las rutas de la existencia y sus variados paisajes.

¿Lo contrario? La angustia de querer poseer y retener. La necesidad de pertenecer. La impotencia de no poder dominar. La frustración de no obtener lo que los deseos egocéntricos reclaman desde las necesidades descontroladas y las profundas heridas existenciales, que acosan con sus llamados desde las honduras de las carencias subconscientes.

¿La finalidad? La certeza en mi dominio interno que aporta a la serenidad del sabernos ser y estar. La autocontención que no amerita disponibilidades. La libertad de no necesitar más que lo que me provee, mi propio origen generador. Y la gratitud que abraza con gentileza lo que mi mano alcanza y aquello que mi aura toca.

El dilema de los apegos

Buddha nos dijo: “Nada en la Tierra -sea esposa o hijo, fama y honor, amor o riquezas- es digno de perseguirse, porque todo cuanto existe, cuando nos aferramos a ello, resulta insuficiente”.

Y ese es el gran dilema de los apegos, que nunca parecieran estar cubiertos. Como pozo sin final, no hay manera de lograr satisfacción, pues son justamente sus principios los que contradicen su beneficio; la generación innecesaria de estímulos que llenan lo que no soy capaz de gestar, en mi ineludible responsabilidad humana y espiritual.

Es entonces un apropiado ejercicio el preguntarse: ¿De qué lado estoy? ¿Estoy en la libertad de saber que todo está ahí para disfrutar y compartir, en un vaivén de ocasiones y participaciones? O ¿en la vereda del que espera que desde afuera le den las señales y las aprobaciones para sentirse bienaventurado?

Las cosas no llenan los vacíos o los deberes trascendentes. Se establecen de este modo nuestras desolaciones cuando ponemos el poder de todas nuestras alegrías en las manos de entidades extranjeras.

Materialidades, situaciones, personas y la vida misma van y vienen. Es allí donde otra premisa de las filosofías espirituales nos exhorta a permanecer aquí y ahora.

Y las expectativas exacerbadas, que no son más que el deseo de dominar los sucesos, señalan otra forma de apego autorreferente que deja a la luz, sin piedad, mi tirano interno y la crueldad de mis rigideces. Dos ejemplos de frenéticas carestías, que al no ser atendidas en la prontitud de mis antojos, generan la pérdida de la elocuencia que evita las ansias de controlar mi cronología, cohibiendo mi talento para rendirme con mucho coraje a su llamado existencial inusitado e inútil de ignorar.

Apetito desbordado

Por otro lado, el apego nos habla asimismo de menesteres recónditos no acogidos, desde aquellos requisitos básicos que garantizan nuestras estabilidades más férreas, para dar paso a las verdades futuras que tienen la capacidad de formar un ser humano íntegro, sereno y lleno de vivencias que apoyan la totalidad de la dicha.

Para los budistas, quienes han hecho del desapego uno de sus fundamentos, las raíces están en desequilibrios mentales que de una u otra manera hemos construido al dejarnos llevar y alimentar un desbordado apetito por ciertas entidades. El resultado, insatisfacción, vacío, soledad y endeudamiento de nuestra soberanía.

Esta filosofía sugiere como herramienta primordial, al considerar básicamente el apego como una disfuncionalidad mental, la práctica y el aprendizaje de métodos meditativos.

Silencio interior

La disciplina, la contemplación, el silencio interior llevan a la mente a recuperar sus habilidades intuitivas y a moderar sus asociaciones enfermizas, para poder usarla en su estado original de sabiduría y sacar el máximo provecho a todas sus indudables y loables aptitudes generadoras de creatividades y nuevos estados de conciencia.

Meditación que lleva también a la serenidad que propicia el reconocimiento de la verdadera fuerza espiritual, que apoya la continuidad de nuestra fuerza divina en el plano físico y en reciprocidad, la integración de la convicción del concepto de unidad que hace que sepamos a ciencia cierta y reconozcamos en todos los espacios de nuestra existencia que nunca estamos solos, que somos una parte significativa de un todo superior inconmensurable y, por ende, no hay abandono, no hay separación ni ausencias, y que la vacuidad que nos complementa no es vacío de falta de presencia, sino más bien el vacío que está a la espera y dispuesto para el movimiento creativo personal y unitario.

Rompamos hoy esas cadenas que nos sofocan e inhiben que seamos tan originales como fuimos creados, llenos de múltiples colores, cada uno diseñado para componer un tejido con hilos infinitos de insospechados ocasos, atiborrados de nuevas miradas y recorridos que le dan subsistencia a un despliegue que no admite que uno de sus actores se quede rezagado u inactivo, frente a tanto por concebir y tantas conquistas por resolver.

Entender esto es de pronto tener la lucidez de ver que en este movimiento es imposible apegarse a algo, pues sus amplios brazos y sus múltiples propósitos son tan inagotables que no hay tiempo para demorar ni interrumpir, ni menos retrasar el asombroso desenlace de una cronología que no acepta exclusiones y, por lo tanto, no da cabida al desamparo de ninguno de sus protagonistas.

Entonces, no hay motivos ni excusas para apegarse a algo pasajero, en el contexto de un éxodo infatigable en el retorno a la auténtica morada.

El propósito es, desde esta nueva visión:

  • Aprovechar las cercanías para perpetuar inolvidables huellas de bienestar.
  • Usar los tiempos de aprendizajes para aplicarse con pasión y gratitud.
  • Gozar cada vivencia y sus incontables detalles, quedándonos sólo con lo gratificante.
  • Y amar profundo sin mella de egoísmo, como una oportunidad trascendente de formar lazos eternos que le dan continuidad a la felicidad que, más que felicidad, es el éxtasis del adagio hacia la inspiración sobrehumana, mística, sublime.

Y una plegaria brota, para sellar mi nuevo albedrío: “Desde mi inquebrantable autonomía e indudable saber y reconocerte como maestro, hoy te libero con amor, para vivirte desde ahora a través de nuestra sagrada individualidad, que forma los pilares de nuestras inestimables cercanías”. 

Finalmente estas palabras: El éxodo existencial es por derecho un recorrido ligero, próspero y jubiloso que sólo sugiere una mochila llena de sueños, cuotas precisas de voluntad, grandes espacios de regocijos y la entrañable faena a emprender. Y donde las expectativas son sólo la sazón para abrazar las bienaventuranzas de un recorrido sagrado, escogido y privilegiado. Eso es desapego.

 

Que esta información vaya en vuestro mayor beneficio.

Alejandra Vallejo Buschmann

Terapeuta Holísitica, para Casa de Tara.

 

Articulo publicado originalmente en la edición impresa de la revista Somos en Enero de 2015

Desapego: la verdadera libertad

Consejo del Tarot de Osho – La carta de hoy: CONSCIENCIA

El rumbo estelar, la jornada humana, el acuerdo kármico, la senda espiritual; todas y cada una de estos estadios son sostenidos e impulsados por una sola fuerza, la del amor y llegan al estado e prosperidad por una sola vía fecunda la de la consciencia.

Consciencia para saber los cuando y como.

Consciencia para mirar al otro en mi.

Para generar bienestar, más allá de mis malestares.

Y así transar el egoísmo por el bien común, que es donde florecen todas las oportunidades, todos los cambios y todas los saltos de discernimiento, que desembocan en el puerto seguro, donde finalmente asimos la mano creadora y nos reconocemos como creadores sin las soledades de quien no ha tocado esta certeza.

El llamado es a ver más allá de lo propio y así comprender que la sanación que nace en mi, es la base de la inspiración que me saca de lo individual para expandirme y tocar cada instancia en pos del movimiento generoso que nos vincula a la abundancia personal, individual, universal.

Entonces consciencia no es solo saber de mi, de mis responsabilidades personales y mis actos en coherencia, sino comprender que cada soplo de mi vida, está ligado a una danza infinita donde todos sostenemos una experiencia transversal, a través de cada sencillo acto de respirar la existencia para decir si, soy y estoy.

 

Con amor,

Ale para Casa de Tara

Terapeuta Holística

 

OSHO nos dice: Venimos de lo desconocido y continuamos moviéndonos hacia lo desconocido. Volveremos otra vez; hemos estado aquí miles de veces y estaremos aquí miles de veces. Nuestro ser esencial es inmortal, pero nuestro cuerpo, nuestra corporeidad es mortal. El marco en el que nos movemos: nuestras casas, el cuerpo, la mente, están hechos de cosas materiales. Se cansarán, se envejecerán, morirán. Pero tu conciencia, para la cual Bodhidharma usa la palabra «no-mente» -Guatama el Buda también ha utilizado la palabra «no-mente» – es algo más allá de la mente y el cuerpo, algo más allá de todo, esa no-mente es eterna. Es expresada y se va nuevamente a lo desconocido. Este movimiento de lo desconocido hacia la conocido y de lo conocido a lo desconocido, continúa por la eternidad, a menos que alguien se ilumine. Entonces ésta es su última vida. Entonces esta flor ya no volverá. Esta flor ha tomado conciencia de sí misma y no necesita regresar a la vida, porque la vida no es más que una escuela de aprendizaje. Él ha aprendido la lección, ahora está más allá de las ilusiones. El se moverá de lo conocido, por primera vez, no hacia lo desconocido, sino hacia lo incognoscible.  –  Osho Bodhidharma, the Greatest Zen Master Chapter 5

68. BUDA Conciencia

Carta viajando del Tarot Zen de Osho.

 

Consejo del Tarot de Osho – La carta de hoy: VIAJAR…

Cuando dejamos que la vida canalice nuestro viaje, reconociendo a nuestro piloto interno como conductor y la mano divina como guía y referencia, podemos emprender la travesía más prodigiosa y mágica de todas. Los caminos entonces se abren abundantes de paisajes, vínculos y experiencias y, sabemos siempre la próxima ruta y su finalidad.

El viaje vital humano no tiene otro sino, que el que el espíritu pueda cumplir con su destino kármico-evolutivo, para ir traspasando metas superiores y alcanzando anhelos trascendentes.

Si el viaje se aborda sólo desde la materia, dejamos morir aquella parte nuestra más fecunda, infinita e inagotable.

Por desarrollar exclusivamente una vida física, le quitamos bríos a la verdadera existencia y al ánima que como un cometa, ha viajado eones para recoger nuestros frutos perennes y atesorar lo que debemos resarcir, para renacer y florecer una vez más al alero del nuevo camino cósmico y virtuoso.

El llamado es a; desplegar las alas en la liviandad que da la certeza, de que vuelo siempre asistido y sostenido por presencias incondicionales y el inagotable combustible, de mis aspiraciones más sagradas.

Viajemos, gocemos, descubramos todo lo que se ha puesto para nuestro asombro y felicidad.

Renunciar al gran recorrido esencial es, abdicar a mi recorrido estelar que nos lleva al manifestar y ser.

Con amor,

Ale para Casa de Tara

Terapeuta Holística

 

OSHO nos dice: La vida es una continuidad siempre y siempre. No hay un destino final. Siempre es un «ir hacia». Simplemente el peregrinaje, simplemente la jornada en sí misma es vida, sin llegar a un cierto punto, sin meta; sólo danzando y el estar en el peregrinaje, moviéndose alegremente, sin preocuparse por el destino. ¿Qué harás al llegar al destino? Nadie lo ha preguntado porque todo el mundo está tratando de tener un destino en la vida. Sin embargo, las implicaciones… si realmente llegas al destino de la vida, ¿entonces qué? Entonces vas a sentirte muy perplejo, no hay a dónde ir… has llegado al destino final y en la jornada lo has perdido todo. Has tenido que perderlo todo. Así que, al permanecer desnudo en el destino final, mirarás a tu alrededor como un idiota: ¿Cuál era el motivo? Estabas afanándote tanto, estabas preocupándote tanto y este es el resultado.
Osho Rinzai: Master of the Irrational Chapter 7

VIAJANDO

Carta viajando del Tarot Zen de Osho.

 

Flores de Bach: Beech y Rock Water; La bondad de nuestras rigideces.

Cuando empieza el camino de sanación y miramos al desnudo todas nuestras rigideces, solemos evaluarlas como una parte del ser que nos llena de vacíos, que genera distancias e inarmonías y por ende, debemos extirpar de nuestro ser. Más si las miramos con perspectiva y con mucho amor, vemos detrás de ellas, las manos salvadoras que nos han asistido en los momentos álgidos de nuestra vida, donde la falta de amor nos ha golpeado, donde la violencia en sus múltiples expresiones, nos ha lacerado y entonces nuestra frágil alma ha tenido que envolverse en esas capas de dureza, para poder sortear lo mejor posible la violencia recibida y asir la mano firme y salvadora, de las estructuras emocionales y mentales, para lograr reconstruirnos y sobrevivir.

Así continuamos dando forma a nuestra existencia, amparados por ese sistema confiable de patrones que nos van permitiendo desarrollarnos e ir siendo aquello que vinimos a ser. Las estructuras son cada día entonces alimentadas y aprobadas, yendo a cada paso más profundo en las honduras de nuestro ser. Ya somos esas rigurosidades, las validamos y justificamos.

Cuando el proceso de sanación nos muestra, que ellas son, la barrera que nos separa de la libertad del ser más autentico, donde se plasman todas las creatividades y donde hallamos las respuestas relacionadas con el bienestar y la felicidad, nos negamos. No podemos verlas como lo que nos inhibe, las defendemos a morir.

Sacar las rigideces, las estructuras, puede ser tan doloroso como un sacar algo físico. Ellas nos han sostenido, nos han allanado el camino, en nuestros días de más indefensión. ¿Como hoy poder mirarlas con desprecio y querer alienarlas de nuestras vidas? En su momento fueron nobleza, hoy nos separan de la verdad interior.

La oportunidad que nos entregan Beech y Rock Water, tiene que ver justamente con hacer esta transición en infinita gratitud e ir lentamente liberando para religarnos a las estructuras espirituales superiores, de donde la verdadera fuerza y motivación provienen y que son el enlace seguro entre la divinidad, nuestra materialidad y la parte más elevada de lo que somos. Nuestra propia Trinidad.

Soltar las estructuras humanas para reconocer las estructuras espirituales, es lo que nos ofrecen estas bellas flores. Un camino de humildad y confianza, que nos darán el retorno de esa libertad que un día perdimos, en pos de poder subsistir.

Cuando permitimos que la estructura humana ceda, sabiendo que, hay un sostén infinitamente más seguro y amoroso, que nace en mi y termina en los confines de la fuente creadora, hemos entendido todo, somos nuevamente libres y la relación es inminente en el contexto de una nueva existencia, sin condicionamientos y sólo impulsada por la necesidad de la expresión total de todos nuestros dones y todas nuestras manifestaciones de vida. Comienza realmente entonces, el camino evolutivo, vital y espiritual.

Ellas nos sacan amablemente de las estructuras para abrirnos a la ternura, la compasión, la empatía, la comprensión, la liviandad, la alegría, la solidaridad, la paciencia, la aceptación, paz interior, serenidad, certeza, flexibilidad, confianza, perdón, entre otras muchas manifestaciones, personales e individuales.

Dejemos que estas flores amorosas nos lleven a las puertas de esa liberación y permitámonos cruzar sabiendo que, del otro lado nos espera la verdadera estructura por habitar, la que nos recuerda que siempre hemos sido amados y que en nuestro interior brilla una luz tal, que ninguna coraza puede silenciar.

Otras flores que ayudan a trabajar la rigidez son: BAUHINIA, BLUEBELl, HIBBERTIA, PINK MULLA MULLA, CHERRY PLUM, OAK, ROSA CHINELIS, ALOE VERA, BABY BLUE EYES, CAYENNE, CHAMOMILLE, DANDELION, NICOTIANA, ABEDUL, CANELILLO, NALCA, ERIANTHUM, PATIENS, PIPER, VERBENA.

Finalmente no olvidemos, para poder mirarnos con esa generosidad que nos sanará, que detrás de cada estructura hay mucho dolor; debajo del perfeccionismo, ansias de ser reconocidos; al lado de todas nuestras rigideces, nuestro ser más afectivo pidiéndonos a gritos, un poco más de alegrías.

Con amor,

Ale para Casa de Tara.

Terapeuta Floral Transpersonal.

Maestra de Reiki y Canalizadora.

Cromoterapia: La vida a colores…

Tonos para albergar, disfrutar y tornasolar la vida y porqué no, para sanar aquellos espacios del ser que anhelan un destello regenerador, que los colores son capaces de instalar y expandir.

  • El color que no te gusta, es aquel que hará en ti un movimiento de cambio.
  • El color que no tienes entre tus ropas, es el color que tus energías necesitan.
  • El color que olvidaste, es el color que puede develar algo nuevo.
  • El color que te atrae tiene que ver en como resuenas con la totalidad.

Los colores son formas de energía que deambulan por el vasto Universo, moviendo con sus ondas todo cuanto tocan.

En nuestro territorio energético, le dan significado e identidad a como nos relacionamos y de que manera vibramos en cada experiencia.

Nuestra Aura es una paleta de múltiples tonalidades, colores que mutan y renacen de acuerdo a la cualificación que le imprimimos a nuestras vivencias y que hablan de lo que nos aqueja y de éxitos a nivel de conciencia.

Nuestros Chakras se sostienen y expresan de acuerdo a la frecuencia de su color personal, alineados a las experiencias externas y a cada palpitación de nuestras señales interiores.

Nos movemos en colores, en una danza emocional y de matices, que manifiesta y nos acusa de todo aquello que determinamos, en una inagotable secuencia de decisiones y sucesos.

En nuestras vidas significan preferencias que lejos de ser básicas, afirman cómo resolvemos instancias, hechos y donde están nuestras sintonías.

Podemos entonces usarlos de manera consciente para rescatar sus virtudes y recuperar bienestares perdidos.

«Nos movemos en colores, en una danza emocional y de matices que nos interpreta».

He aquí las primeras sugerencias:

– Acceder a estados de quietud y calma, lo ideal son los tonos azules.

– Si hay cansancio y falta de energía, el rojo es un aliado en la recuperación de éstas.

– Para potenciar sanación, toda la escala de verdes nos impulsan a ella.

– Estimular la creatividad, los naranjas abren espacios inéditos en abundancia.

– Centrar la mente y darle orden, amarillos es el color mental.

– Transformar acciones liberando su luz, violeta en todas sus gradaciones.

– Anclarnos a la paz y la gracia infinita, el blanco es su máxima expresión.

La Cromoterapia o Terapia de Colores es una simple y efectiva herramienta para abordar nuestros desequilibrios. Basta con rodearnos de los colores que intuimos, para ir sutilmente reconquistando estabilidad.

Vestirlos ayuda, considerando que aquel color que no llevamos con frecuencia, es aquel que precisa nuestra fachada humana. Y cuando no sabemos que color vestir, es quizás porque aquellos colores que usamos habitualmente, ya no están saciando nuestras necesidades y quizás es hora de renovar preferencias.

Decorar espacios con determinados colores, hace que esas energías puntuales se instalen y acomoden en el entorno y de este modo, llevarnos a nuevas condiciones energéticas.

Observarlos en meditación logra que la vibración que cada uno de ellos posee, se integre a nuestro ser, ayudándonos a armonizar.

Cada color tiene su oscilación y es este movimiento el que ayuda a equilibrar los nuestros, a través de correspondencia, asimetrías e intuiciones personales.

A continuación una síntesis de algunos de los colores más usados en sanación y sus virtudes:

Rojo: Fuerza, vitalidad. Ayuda en la recuperación de energías, sobre todo en personas débiles y cansadas. Aporta calor, potencia el movimiento y propicia la acción.

Color que favorece la expresión del coraje y el retorno al entusiasmo e impulsos vivificantes. Esta fuerza vital aborda desde las ganas profundas de retozar la vida abrazando una espiritualidad en procesión terrena, hasta los detalles más básicos que tienen que ver con el goce de la materialidad.

Nos apasionamos en rojo. Definimos intensidades y oportunidades de avance. Acelera nuestros ritmos, desde los experienciales hasta los orgánicos.

Es un color que nos hace visibles, nos pone el centro de la atención, por ende es muy útil a la hora de abordar el avance en las dificultades en el ser protagonista, baja autoestima y falencias al relacionarse con el entorno.

Por el contrario, el exceso de rojo fomenta la discordia y la hiperactividad. No se recomienda en personas coléricas, ni testarudas.

Si hay demasiado rojo en la vida, equilibrar con algo Azul.

Naranja: Creatividad, potencial artístico, inteligencia activa, combina actividad y pensamiento. Es un buen color para poner en movimiento nuestros dones y darle forma a nuestros anhelos representando entusiasmo, determinación e imaginación. Apoya el autoestima, nos genera seguridad y bienestar. A pesar de su intensidad, no entra en la frecuencia de la violencia cómo pasa con el rojo, sino más bien impulsa con fuerza a un movimiento activo, pero armónico.

Los niños sintonizan muy bien con su influencia, guiándolos al juego creativo y épocas de alegrías, risas y sanos revuelos.

Es un color de abundancia pues al afianzar nuestras creatividades, energía relacionada con la gratitud y la postura de apertura hacia la experiencia vital, nos hace ser imanes de nuestras aspiraciones, como resultado de esta actitud de generación de motivaciones y por ende fomentar realidades para mover los tiempos hacia tiempos superiores.

Nos estimula en una amplia gama de circunstancias, apoyando con ello procesos mentales, físicos y emocionales.

Amarillo: El amarillo simboliza al sol y su luz que todo lo acoge. Representa la actividad mental, la inteligencia y la prosperidad. Indica condiciones óptimas para un perfecto funcionamiento de nuestra capacidad intelectual. Aporta seguridad en las decisiones, las que se toman con sabiduría y certeza debido a su pujante acción en los ámbitos de la mente superior, concreta y planificadora. Aporta sanación a niveles más sutiles debido a su correspondencia con la luz dorada, de más amplias vibraciones.

Opulencia es uno de sus enfoques, al propiciar el enraizamiento de nuestro poder personal, fuego interno donde todo tiende a manifestarse y definirse.

Color espontáneo que nos anima a retomar el encuentro con olvidados empeños, al impeler la voluntad y la declaración de propósitos rezagados, marcando nuevos puntos de partida y animándonos a no ceder frente al bache de la experiencia compleja, sino más bien asirla con la fuerza que merece una ocasión de estipular méritos y honores.

En su brillante fulgor, puede quizás generar un poco de desasosiego, siendo poco oportuno para calmar y usar en espacios de descanso.

Verde: Señala el centro y el equilibrio. Apoya en dolores corporales, pues relaja y distiende. También sirve para calmar el sistema nervioso por su gran capacidad de hacer entrar en un espacio de simetría total. Si la ansiedad agobia, recurrir a los tonos verdes para permitir que la inquietud ceda paulatinamente refrescando tu ser, renovando estímulos y deberes.

Color asociado a la naturaleza y por defecto a todas sus virtudes y conexión a instancias gratificantes. Representa fertilidad, lozanía, sosiego y estabilidad.

Al situarse en medio de la escala cromática, tiene la virtud de no enfriar ni calentar, de modo que nos lleva suavemente a los estadios de consonancia y ecuanimidad que reordena todo aquello que hemos alterado.

Sanación, bienestar, no por nada se le asocia a la medicina y espacios sanitarios. Él nos hace abordar las frecuencias de mejoría extraviadas, y lo hace de manera pausada, sin presiones ni estimulaciones que vuelvan a generar conflictos.

Verde esperanza, que une los registros de lo mal decidido, para reeditar y enmendar.

Azul: Seguridad, tranquilidad, serenidad. La mente puede penetrar en dimensiones más elevadas del ser, gracias a que el cuerpo vibra más lentamente. Este movimiento cadencioso nos ayuda a bajar todos nuestros niveles exacerbados, apoyando la recuperación de nuestras aptitudes.

Es un color muy espiritual que nos habla de protección, que impulsa la voluntad como la capacidad de abrirnos paso entre la bruma kármica para volver a hacer las elecciones correctas y los actos de compensación. Nos conecta con la fe, desde el percibir la unidad como un medio más de situarnos en la trayectoria de transformación.

Asociado al cielo infinito y al mar profundo, este color nos habla de espacios de moderación y placidez. Nos conduce al sueño reparador, por lo que es óptimo para decorar habitaciones o ambientes de reposo.

En sus influencias creativas y comunicadoras, abre dimensiones de integridad y poder personal. Potencia la expresión oral priorizando claridad y consistencia en la verbalización, junto a la adecuada coherencia entre lo que decimos y sentimos con lo que enunciamos.

No se sugiere para personas decaídas o faltas de voluntad.

Violeta: Intuición, transformación, degradación de lo erróneo para elevar su huella. Transmutar y renovar, para no dejar rastro de los frutos reñidos con la senda de la ecuanimidad. Abrazando este color, toda baja vibración es elevada a su tono original.

Nos colma de la esencia espiritual, provocando cercanías con nuestra capacidad compasiva y todas las virtudes que nos alhajan, como hijos de un creador magnifico.

Color asociado a las energías síquicas, la sabiduría intuitiva, la independencia de lo mundano y la dignidad del alma.

Ha sido el resplandor de los nuevos seres que encarnan en esta patria planetaria, trayendo vientos innovadores, bríos fraternales y las enseñanzas del vivir desde el corazón mismo de nuestra inteligencia sobrehumana.

Representa magia y misterio. Espacio ceremonial. Cambios profundos y nuevos patrones para edificar los nuevos tiempos.

Rosa: apertura al amor. Evoca la amistad y la dulzura que vibra en nuestro territorio afectivo. Despliega el espacio que habita en nuestro corazón, donde reside la voluntad amorosa de ser individualidad y hermandad. Disuelve el dolor y los rastros de los traumas y experiencias desoladoras.

Es un color que protege en su vibración afectiva, ya que nada es más fuerte a esta resonancia que este color así origina.

Atrae lo que deseamos, pues se le reconocen virtudes magnéticas asociadas a las suaves olas expansivas de la bondad. Suelta la amargura, la irritabilidad, las ganas de generar conflicto. Es un llamado a la ternura.

Blanco: espiritualidad, perfección, estados de pureza inmaculados. A través de él palpamos paz y el encuentro con la diafanidad de nuestras estancias más primorosas. Barre con la oscuridad, externa e interna. Nos lleva al espacio más alto de quietud y afirmación de energías ordenadas y pulcras.

El blanco se asocia a la bienaventuranza, la bondad y la gracia divina. Sintonizamos con blanco y podemos acceder a todos los colores. Sintonizamos con blanco y nos ungimos con la claridad de las fuentes portadoras del destello del Altísimo. Sintonizamos blanco y tocamos las flores, del jardín de Dios.

Llévalos contigo, contémplalos, vívelos, verás como te muestran una nueva manera de mantenerte en orden, sin ansiedades, en casa.

Alejandra Vallejo Buschmann.

Terapeuta holística, Casa de Tara

 

Publicado Originalmente en la edición impresa de la revista SOMOS en Noviembre de 2014

Cromoterapia: La vida en colores