Belleza y la protección de mis energías; todo uno.

Belleza y la protección de mis energías; todo uno.

Cuando la esclavitud de la apariencia externa en un cuerpo que muta y que lleva impresa, fecha de caducidad nos domina, olvidamos que la belleza inagotable viene de los rincones más profundos del ser, donde se incuban, proyectan y metamorfosean, miles de instancias de manisfestación, todas aunadas para salir al mundo y mostrar esa luz tan particular, que es nuestro sello y legado.

Esa energía es la que le da toques, matices y colores, a un cuerpo que a pesar de estar esteriotipado, irradia lo que vibra en cada uno y no deja dudas de su belleza, cuando se conjugan el amor, la gratitud, la vida sana y la alegría de poner a disposición de nuestra existencia, todos los dones dados en los planos superiores.

Somos energía, que vibra, que se transforma. Somos las particulas que componen el Universo.

El sistema energético del ser humano está formado por: El Aura, los chakras, los meridianos y el Alma. Estas energías sostienen una realidad física, que tiene por finalidad un camino de evolución hacia la plenitud y dicha.

Cuidar estos sistemas es responsabilidad individual, pero para eso debemos entender que somos más que lo material, y que honrar todas las fracciones de nuestro ser, es gratitud.

A grosso modo podemos decir que nuestras fuentes de poder se afectan en lugares contaminados, de baja vibración o en contacto con otra persona. También bajo ciertas situaciones que nos sacan de nuestro centro.

Algunos síntomas son: sensación de agotamiento, incluso en pocos minutos; sensación de debilidad; dejar de disfrutar de manera abrupta de nuestros quehaceres.

Perdemos nuestra energía a través de nuestra aura y chakras. Nos comunicamos a nivel sutil, nuestras Auras se tocan. En los chacras se establecen cuerdas energéticas momentaneas, que no revisten dificultad, no así las permanentes que son aquellas que en general están ligadas a fuertes estados y vínculos emocionales, que merman nuestro poder personal y agotan.

El aura actúa como un escudo y cuando estamos equilibrados siempre nos protege. Si nos sentimos débiles o no somos conscientes de nuestro dominio, al interactuar con el aura de otra persona podemos ceder nuestros brios y entrar en el círculo de dependencia hacia el otro.

Nos contaminamos cuando; no tenemos presencia, que es habitar en el ímpetu de mi traza, sin provocar imposiciones, sino más bien obedeciendo la melodía de mi esencia. Donde nuestra aceptación frente a los ciclos vitales es débil o en la infra valoración de lo que somos. Si no poseemos la certeza de merecer nuestros anhelos y en consecuenacia buscamos recibir aprovaciones o reconocimientos. Por un deficiente enraízamento por traumas pasados o de esta vida. También por mala educación y voluntad emocional, que lleva al colapso y pérdida de la autoridad interna.

Derrochamos mucha energía al reprimir o negar partes de nosotros mismos, nuestra sombra. Así mismo cuando tenemos dificultad con nuestros límites personales, se traducirá en dificultad de límites energéticos.

La dependencia o simbiosis emocional, el ser libre para relacionarme a voluntad sin depender, también nos deja vulnerables.

La ley de la atracción establece que “atraemos lo que somos” por ende como vibro, es significativo, es la puerta de entrada a las personas y experiencias venideras.

En términos generales, los excesos de todo tipo debilitan al cuerpo y las energías. El llamado es a tener; alimentación consciente, ejercicios, buenos hábitos de sueño, tiempo para la meditación o el relajo, etc.

Pero sin duda es primordial, para entender la pérdida de nuestras energías, pensar en nuestra responsabilidad al respecto. ¿Por qué regalo mi energía? Una reflexión trascendente, que nos invita a revisar qué patrones mentales y actitudes emocionales de nuestra personalidad están favoreciendo desequilibrios, dejándonos a la deriva.

Lo principal es entender que; el auto-conocimiento y la autoestima disminuyen la posibilidad de contaminación. “Me amo y me acepto tal como soy” es entonces la premisa. Desde allí caminamos envueltos en un halo benefactor, que no da pie a las energías que no tienen analogía, con el linaje de mi alma.

La fórmula es simple y elevada; existir la totalidad de nuestro ser luz, es la mejor protección y el eje que nos centra e impulsa a vivir, alineados a esa verdad que olvidamos, pero que ¡somos!

 

Alejandra Vallejo Buschmann

Terapueta Holísitica Casa de Tara